25 ene 2012

El Adiós que jamás existio

Las luces se apagan a medida que te marchas. Todo se vuelve oscuro y solo tu silueta se ve a los lejos. Caigo vencida al suelo pero mis lágrimas no caen. Quizás sea por que no te amaba, quizás sea porque ya no tengo lagrimas por derramar, no lo se realmente.

Poco a poco ya ni te veo, ya no veo nada, pero aun puedo escuchar tus palabras retumbar en mi mente. Intento de acallarlas pero no puedo, me dañan, me dañan demasiado pero ya no puedo hacer nada. Soy frágil y no puedo luchar en contra, no puedo.

Me mantengo con mis ojos cerrados intentando de borrar aquellas palabras y tu figura de mi mente. No me doy cuenta pero en ese momento las luces vuelven a prenderse de golpe y tú estas posado frente a mi con tu mirada llena de preocupación, sin comprender mi estado.

Abro mis ojos y te veo, te veo y lloro, lloro como hacia tiempo que no lo hacia, lloro por el dolor y la felicidad que me brindaste y lloro por el adiós que jamás existió.

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