25 ene 2012

Nuevamente

Nuevamente como si la realidad o la razón no existiese en ella caminaba sin saber dónde ir, nuevamente creyendo que así era mejor se dejaba guiar por una inexistente línea roja. Sin razón o sin real intención lo hacía, no había nada dibujado en aquel piso de mármol, no había nada escrito en ningún lugar más ella afirmaría a quien preguntase que seguía la línea "roja", aquella que frente a sus ojos esta, o al menos eso cree ella.

Nuevamente se dejo guiar por la mentira, el engaño y los dulces recuerdos que la envolvían, sin más opción, sin querer hacerlo realmente. Su vida se basaba en aquello desde hacia tiempo, engaño, mentira y recuerdos que poco a poco desaparecen, una ilusión que se desconoce y una ambición sin sentido.

Su caminar era lento, apacible y totalmente tranquilo, su semblante solo demostraba neutralidad total y sus ojos, aquellos rojos como la mismísima sangre, solo demostraban una soledad absoluta. ¿Desde cuándo?, no lo sabía, tampoco el porqué ni el cómo, solo sabía que había sucedido, que la oscuridad a su corazón lleno sin descaro alguno. Su vida había sido triste, llena de orgullo y odio, pero al pisar aquel lugar todo había desaparecido ¿cierto?, ella reía, ella sonreía y era feliz, entonces no había una razón real para que todo cambiase pero aun así sucedió.

¿Quién fue, el que lentamente destruyo su felicidad? ¿Por qué lo hizo?, ella no dañaba, ella solo quería lo mejor para sus seres queridos, entonces ¿por qué?, ¿por qué la ha herido? ¿por qué la ha destrozado? No, no había un culpable, no había nadie que lo haya provocado, no, ella sola lo hizo. Como siempre las heridas ella misma se las abría, ella misma se las agrandaba y sin pensarlo se culpaba, nunca pensó en nadie más, nunca pensó en que alguien podría dañarla, solo sabía y era consciente que su único enemigo era ella misma.

¿Quién más podría conocerlo mejor si no era ella misma?, claro, se conocía tanto a si misma que se odiaba y tanto era su odio que se dañaba, y el dañarse comenzaba a detestarse más convirtiendo eso en un odio irracional, sin sentido o razón real. ¿Odiarse a sí misma?, si siempre lo había hecho y por ello termino como termino, sola, porque no quería que nadie la conociese, sola sin nadie, porque no quería que nadie sufriese por ella. Engaño tras engaño, mentira tras mentira y una ilusión incomprendida.

Paró en seco, sus pensamientos la estaban confundiendo. Miro a los lados sin saber donde estaba, perdida, eso era lo único que sabía. Su cabello castaño se balanceo a los lados cuando ella giro, mirando si podría reconocer alguna calle pero no lo hizo. Acomodo su falda negra mientras desabotonaba por completo su camisa blanca de mangas cortas, abajo dejo su musculosa negra de breteles finos a la vista. Hacía calor aquel día y caminar sin rumbo alguno bajo los rayos del sol no era una buena idea. Era el mediodía, las nubes eran escasas en el cielo celeste y el sol brillaba con demasiada intensidad, desgraciado sol.

Hay nuevamente lo hizo, culpo al sol de algo que él realmente no era culpable, si ella tenía calor era por su andar descuidado, era por propia culpa. ¿Cierto? No, nuevamente comenzaba a desprestigiarse, atosigarse y llenar su mente de culpa, reproches y todo simplemente para sentirse viva. ¿Viva?, ¿debía de sentir dolor para sentirse viva?, era una locura pero así era ella, y eso nadie ni nada lo cambiaría. ¿Y su línea roja?, ¿Dónde estaba esta?

-Se ha perdido-

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