25 ene 2012

Un sueño

Nuevamente desperté agitada, otra vez aquel sueño donde tú apareces, eso me está matando de apoco. En aquel lugar, en ese edificio a medio construir, arriba de todo me esperas con tu típica sonrisa despreocupada y yo no puedo llegar allí. Sé que es solo un sueño pero es tan real, desearía que solo fuese eso, un sueño, pero a la vez no. Ara menos de un año que todo paso, tan poco tiempo.

Mire mi mano derecha y observe el anillo que me habías regalado, lo recuerdo bien, fue cuando cumplimos un año que me lo diste, recuerdo que estabas tan sonrojado, cosa que rara vez se veía en vos, y que no pude evitar soltar una pequeña risita. Lo recuerdo, lo recuerdo muy bien. Mi rostro se pone melancólico al mirarlo fijo, pero rápidamente pienso en otra cosa, no quería llorar, no lo haría, porque aun no lo he hecho, aun debía de mantener mi promesa intacta.

El medio día llego tan rápido, todo ese tiempo solo me sumí en la nada, como siempre lo hacía. No escuchaba a mi alrededor ni pensaba nada, solo mantenía mi vista en un punto aleatorio y seguía haciendo las cosas sin saber si las hacia bien o mal. La tarde llego y yo subí a un auto, no recuerdo a donde iba, ya que no me importaba demasiado saberlo. Mire todo el camino por la ventana, cada lugar que pasábamos, como si esperase pasar por aquel lugar. Sin darme cuenta recordé uno de los caminos, si a mi derecha estaba la cera por la que corría para llegar a aquel edificio y así fue, pasamos por al lado de ese lugar, lo mire totalmente sorprendida, impactada, y pude notar que en el último piso había alguien. Para cuando volví al mundo real ya abrimos pasado unas tres cuadras, le pedí al conductor que se detuviese y pague lo que debía. Sin pensarlo dos veces me eche a correr hacia ese lugar, tan rápido como me dieron las piernas. Llegue rápido y entre por un lugar donde estaba roto, procure que no allá nadie y así era, nadie estaba allí. Subí las escaleras corriendo, ya que ese edificio estaba sin terminar, solo tenía los pisos y escaleras hechas, lo demás no estaba. Corrí tan rápido sin importarme caerme, sin importarme nada, aunque sabía que quienes me viesen llamarían a la policía, pero eso no me importaba.

Abre subido quince pisos, mis piernas ya no daban mas, y llegue al final, allí estabas tú. No sabía si era un sueño o no, no me importaba tampoco saberlo, me acerque con pasos lentos, dudando. Mis lágrimas brotaron como hacía tiempo que no lo hacían, eran lágrimas de felicidad al verte. Tú te aproximas a mí con pasos cortos y pausados, eso me desespera más. Estiro mi mano, al estar a centímetros de ti, intentando de tocar tu rostro, tú no te niegas solo sonríes como siempre. Toco tu piel, fría y pálida, siento un escalofrió recorrer mi cuerpo, pero no me importa yo quería abrazarte como hacía tiempo que no hacía. Y eso hago, me acerco a ti, me abalanzo sobre ti, abrazándote con fuerza, llorando aún más, tú no te niegas y me correspondes con tranquilidad.

Me susurraste algo, al principio no te entendí pero luego lo entendí bien, me susurraste un “Adiós” y al fin entendí todo. Me separaste lentamente, me tomaste del mentón y besaste, tus labios estaban fríos pero tu beso era dulce, era rico. Yo volví a llorar, sin importara nada, yo lloraba. Había roto la promesa hecha y a ti parecía no importarte, te alejaste con pasos lentos, dándome la espalda, yo caí al suelo sin fuerzas, observándote.
Volviste a acercarte a la orilla del lugar, juraría que en ese momento vi detrás de ti unas alas blancas, tan blancas y puras, desplegadas en el aire, era hermoso. Te giraste sutilmente y me sonreíste y con una dulce vos me dijiste al aire “Gracias por amarme”, en ese instante yo llore más que nunca, sentía que no podía mas, vi como una única lágrima se escapo de tus ojos y como volviste a mirar a la nada, y así seguiste hacia el frente, cayendo a la nada nuevamente. Grite tu nombre, tan fuerte como pude, quise seguirte pero no podía moverme. Tiempo más tarde llego la policía, me tomaron para que no me acerque a la orilla y me dijeron que era peligroso estar allí, yo me solté para poder acercarme a donde tú estabas y allí solo había un pluma blanca, mire hacia abajo y no había nada. Me levante con un sonrisa triste, me limpie las lágrimas y apreté la pluma contra mi pecho, contra mi corazón. La policía me pregunto qué hacía allí y con simpleza les conteste, que me había parecido ver a alguien allí, pero que quizás era solo un ángel. Ellos me miraron raro, quizás creyeron que estaba loca, me propusieron llevarme a mi casa pero yo me negué. Camine tranquilamente hasta mi hogar, sabiendo que él cumplió lo que le faltaba y que ahora él me estaría cuidando. Lleve la pluma conmigo siempre, y los sueños donde él aparecía desaparecieron, como si nunca hubiesen estado, aunque yo sé que eso es solo un mentira y que él si esta, estuvo y estará siempre aquí, cerca o lejos, en mis sueños o pesadillas, el está ahí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario